Utópicas: 29 de noviembre Día Internacional de la Defensora

“Los roles, los lugares y las identidades de las mujeres se han transformado en medio de crudas historias de violencia, pues atentar contra la vida implica también atentar contra las relaciones que la sostienen cotidianamente y contra quienes lideran esa tarea.” – Donny Meertens.

En América Latina, los procesos de defensoría, ahora llamados así, han estado presentes desde hace muchos años. Abya Yala, es el territorio-casa de la lucha indígena que se origina desde el siglo XV como acto de resistencia contra la instauración de la colonia presupuestada por la corona española y portuguesa en 1492.

Este mal nombrado “encuentro entre mundos” trajo consigo la lógica del dominio y terror, implementando la clasificación social de quienes habitan en estos territorios sobre la idea de “raza”, la cual funcionó como elemento fundante de las relaciones de dominación que esta misma imponía. Esta nueva clasificación se basó – y justificó –  en una estructura biológica que juzgaba al otro a partir de diferencias fenotípicas y lo posicionaba en una situación de inferioridad, convirtiéndose en el instrumento de clasificación básica de la población.

Esta nueva clasificación implementó nuevos conceptos que se utilizarían como instrumentos para otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la colonia, imponiendo identidades como indio, negro, mestizo; a la vez, europeo y portugués ya no indicaban solo la procedencia geográfica, también se volvieron nuevas identidades asociadas a las jerarquía y roles sociales.

La asignación de categorías además de legitimar las relaciones de dominación, permitió a los colonizadores diferenciar el “otro” del “yo”, siendo esto lo que dio pie a un proyecto homogeneizador que agrupó a las comunidades indígenas. Así, a través de un largo proceso, aztecas, aymaras, mayas, chichas, entre otros, terminaron siendo todos “indígenas” una categoría genérica en los discursos hegemónicos (Boccara, p.28) 

Este proyecto homogeneizador pretendía borrar paulatinamente las creencias, saberes y prácticas de las poblaciones y desde ahí poder construir un sujeto que fuese útil para la colonia y con ello al capital, aunque no contaban con que los pueblos sabían como construir resistencia en medio de la esclavitud y servidumbre a la que fueron sometidos y de la cual somos herederas.

Sin embargo, no podemos ignorar que en medio de esta jerarquización de los colonizadores sobre los pueblos indígenas se comenzó a construir una jerarquización interna resultado del encuentro entre patriarcados, esta colisión que obligó a los hombres de nuestros pueblos a adoptar – o intensificar – prácticas patriarcales para poder mostrarse como ejemplo de resistencia, agresividad, capacidad y dominio, exponiéndose como potencias bélicas, sexuales, intelectuales, económicas y políticas, que les permitieran ese estatus de superioridad .

Este pacto patriarcal entre el blanco colonizador y el indígena colonizado, situó a las mujeres en una condición de doble control y dominio, y a la vez fue uno de los factores que permitió que se perpetuara la colonialidad de género, manchando sus vidas con violencia, reforzando una lógica de guerra en contra de las mujeres y los cuerpos feminizados, en nombre de la razón civilizatoria de occidente.

Junto a ello, las mujeres y las niñas fueron instrumentalizadas para cumplir los mandatos patriarcales y esclavitud, así como para satisfacer el apetito sexual del hombre blanco para asegurar una política de blanqueamiento.

Estas formas de violencia se han ido reconfigurando, el proyecto colonizador se ha ido imponiendo junto al sistema capital y continua saqueando los territorios y los cuerpos de las mujeres; y con ello ha crecido la mortalidad de las personas luchadoras y también su capacidad organizativa y de resistencias propositivas.

Ante esto, las mujeres han elaborado una historia de resistencia que se ha sostenido al pasar de los siglos, siguiendo el paso de ancestras y creando feminismos como el de las indígenas o las afrodescendientes que han logrado estremecer estas políticas racistas y su vínculo con las ideologías patriarcales que se imponen sobre ellas.

Aunque han pasado muchos años del periodo colonial, no podemos negar que su herencia está presente y que se sostiene por una lógica de despojo y consumo a costa de la vida de las comunidades indígenas de toda latinoamérica, como siempre subordinando las clases, las racialidades, las identidades sexuales.

Como parte de esta herencia se han encargado de involucrar en su lógica jerárquica a los bienes naturales y así desvincular la tierra y los bienes comunes de su valor simbólico, reduciéndolos a materia prima que se puede mercantilizar, y eso ha llevado a más deterioro del equilibrio planetario que se refleja en la cotidianidad: ríos que desaparecen, montañas sin vegetación, llenas que arrasan los pueblos, sequías que matan.

Actualmente en toda la región latinoamericana se desarrollan procesos de defensoría, de luchas, de organización desde las mujeres zapatistas luchando por su autonomía arraigada en la selva en México, junto a las Guatemaltecas que exigen el acceso a la justicia, las compas nicaragüenses y su persistente lucha por un pueblo libre y nosotras las hondureñas en la lucha por el acceso a la tierra y bienes naturales, hasta las brasileñas en el frente de la lucha por uno de los ecosistemas más valiosos, la Amazonia.

Y por si fuera poca la violencia por saqueo de los territorios, el sistema capitalista a través de las empresas multinacionales, bancos y terratenientes, ha desarrollado mecanismos para amedrentar a las defensoras, ya que sus exigencias afectan directamente su agenda de exterminio, es así como las defensoras en toda la región comparten además de luchas, una historia de violencia.

Actualmente la situación de América Latina es preocupante, de acuerdo al informe de Global Witness (2023) en el año 2022 en esta región se produjeron el 88% de los asesinatos, siendo Honduras el país con mayor número de personas defensoras asesinadas per cápita del mundo.

Esta violencia contra defensoras y defensores se expresa de distintas formas, comenzando por negar el valor a sus vidas, es por eso que entes internacionales tienen que crear tratados, como el acuerdo de Escazú, que procura orientar la legislación nacional y se les reconozcan como sujetas y sujetos de derechos. Aunque esto no asegura su protección, ya que algunos países deciden ignorar la problemática y prefieren no ratificar los acuerdos, como en el caso de Honduras, por otro lado tenemos el caso de Costa Rica donde se crea la Ley de acceso a la justicia de los pueblos indígenas, sin embargo, hasta la fecha, con todo y ley no han devuelto las tierras a los pueblos ni han asegurado su acceso a la justicia por el asesinato de Sergio Rojas, defensor del pueblo Bribri, por citar sólo un ejemplo.

Este contexto de violencia a nivel regional se refleja en la realidad nacional, Honduras históricamente se ha caracterizado por ser territorio del que la élite política y económica dispone para proyectos de exportación como las bananeras, o actualmente, la palma africana; al mismo tiempo acompañados por el uso del territorio para  la instalación de ejércitos extranjeros para su entrenamiento, como en los años 80 en que se proponía reprimir a las guerrillas guatemaltecas, salvadoreñas y nicaragüenses.

Actualmente los niveles de violencia en el país siguen presentes y en aumento, en medio de esto los intereses de la estructura dominante sostienen de manera contundente la dinámica extractiva en el país, agudizando la situación precaria para las comunidades..

Ante esto, mujeres de diferentes zonas del país se han levantado para poner el cuerpo y el espíritu y sus conocimientos para una lucha por la recuperación de la dignidad y la justicia para todas, todes y todos. Defensoras que están luchando contra quienes usurpan la tierra y los territorios para los proyectos agroindustriales, turísticos y/o extractivos, contra los conservadores fundamentalistas que niegan a las mujeres el acceso a sus derechos sexuales y reproductivos, y otras con las que nos juntamos más de una vez al año para exigir el acceso a la justicia y una vida libre de violencia.

Estas mujeres que desde hace años nos inspiran, nos dan guía y van sumando a otras en la lucha son a las que queremos reconocer y agradecer hoy, en el marco del día internacional de la defensora. Esas mujeres que con el pasar de los años han hecho realidad las utopías que hemos imaginado juntas, han dedicado su vida a más de una causa y está de más decir que tienen un alto compromiso con sus colectividades.

A nuestras ancestras, a las defensoras que hoy se encuentran al frente para condenar los abusos, sostener la esperanza y el buen vivir, a ellas todo el agradecimiento que se merecen, por su resistencia, inteligencia, creatividad y determinación.

Relatar la biografía de lucha de una mujer como Martha Velásquez es un desafío porque siempre luchó. Todas las causas le importaban y lo central en su hacer era la justicia. De corazón y cuerpo libertario huyó de las esclavitudes familiares que la encerraban en un cosmos tradicional y acomodado mientras ella veía con sus ojos de niña la brutalidad del racismo en los cuerpos de las mujeres lencas de su pueblo original. Se fue, hasta que encontró su lugar en un territorio en el que luchó con otras mujeres para tener agua limpia, un cementerio y una escuela.

Hizo de todo y también fue parte de movimientos revolucionarios de Honduras y Centroamérica. Con el paso de los años develó que la opresión de las mujeres era de las más groseras como ella decía, y entonces el feminismo fue su camino. Feminismo de la tierra, popular, del barrio y la olla común. Desde ese sitio político se refirió a todo y se relacionó con los que más seguían excluidos, incluso para las feministas.

Marta fue consuelo y abrigo de juventudes disidentes de la heterosexualidad que de tanta violencia huían de sus casas, colegios, trabajos. Hasta casi su último aliento fue parte de asambleas, movilizaciones y encuentros donde dejaba siempre puesta la palabra sin tapujos y con la luminosa fuerza de quien hila las oraciones con su más profunda rabia y ternura.

Eterna gratitud a una de nuestras mayores ancestras de la lucha feminista hondureña.

En un contexto en el que lo que se encuentra en juego es la vida, nos ha tocado involucrarnos a todas y todes. De acuerdo al sistema de registro y documentación de agresiones de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras (RNDDH), la lucha social está representada por un grupo intergeneracional, el 64% de estas mujeres se encuentra en un rango de edad entre 20 y 60 años.

A la vez, el 36% de estas defensoras se identifica como mujer indígena y el 15% como mujer garífuna. Otro dato que consideramos importante resaltar es la identidad de género de cada una, de acuerdo a nuestros registros, el 4% se reconoce como mujer transgénero, 1% con identidad queer y 1% como no binarie, cada una y une de ellas lo asume desde un posicionamiento político desde el que intenta reivindicar su identidad y generar un cambio en los patrones hegemónicos de cultura heteropatriarcal.

Ellas son mujeres con familias y proyectos de vida que van sosteniendo junto a la defensoría, sin embargo en Honduras ejercer el trabajo político de defensoría es un riesgo ya que al enemigo al que nos enfrentamos a diario es el capital avorazado que trabaja en conjunto al crimen organizado y que tiene en la mano a muchas las instituciones estatales y privadas.

De enero a octubre de 2023, hemos contabilizado 2,202 agresiones que se han ejercido de manera reiterada contra un estimado de 537 defensoras, este total representa un aumento del 83% frente al año anterior, sin contabilizar los datos de los dos meses restantes.

Estas cifras representan un porcentaje alto y esconden una realidad compleja, ya que son agresiones que se ejecutan a la vez y la mayoría tiene un claro componente de género en el que se agrede a las defensoras utilizando desde expresiones sexuales, descalificar su liderazgo hasta las amenazas de dañar sus hijas e hijos.

Con esto identificamos esa reconfiguración de las prácticas coloniales que atentan contra las mujeres defensoras desde dos frentes, la violencia misógina patriarcal y los ataques del capital por su ejercicio político.

Dentro de las principales agresiones contra defensoras se encuentran el hostigamiento, el cual desde años anteriores se ha mantenido como tendencia, aunque es una categoría muy amplia tiene un solo objetivo, no permitir que la defensora haga su trabajo. Seguido de las amenazas, violencia psicológica, desplazamiento forzado, vigilancia y monitoreo, y desprotección legal.

Estas agresiones impactan en todos los ámbitos de la vida de las defensoras, limitando sus derechos y libertades, produciendo un daño a su imagen y en sus relaciones familiares, muchas de estas incluso tienen un riesgo letal en sus vidas, de acuerdo a los registros de 2023, se han documentado 36 intentos de asesinatos, 3 transfemicidios y 1 asesinato consumado.

Muchas de estas agresiones además de detener el  trabajo político, provoca estigmatización para realizar su labor de defensoría, creando un discurso impulsado por los medios televisivos y las empresas extractivas en el que las categorizan como “opositoras y enemigas del desarrollo”.

Este discurso va dirigido específicamente a esas mujeres que se enfrentan a empresas, las defensoras de la tierra, territorio y bienes naturales, quienes además reciben la mayor cantidad de agresiones, representando un 78% del total. Seguidas de las defensoras de los derechos de la población LGBTIQ, las defensoras de los pueblos indígenas y defensoras de la educación.

Las agresiones son el pan de diario de las defensoras, mientras siguen con hambre y sed de justicia, sin embargo, sabemos que acceder a la misma es casi imposible, porque además que quienes ofrecen esta falsa justicia en el país son los mismos que las agreden.

De acuerdo a las cifras del registro y documentación, el 42% de los agresores son representantes del Estado como policías, militares y autoridades públicas, figurando como el mayor ente represor contra defensoras. Seguido de actores desconocidos por la defensora, quienes el año 2022 figuraban como el principal perpetrador; esto evidencia cómo poco a poco se va naturalizando la violencia contra las mujeres defensoras en el país, dando pie a que estos actores actúen sin anonimato.

Dentro este intento por naturalizar la violencia contra defensoras, el Estado a través de Ministerio Público, la Corte Suprema de Justicia y la Dirección Policial de Investigación (DPI) se han asegurado en hacer campañas que estigmatizan el ejercicio a defender, que en los últimos meses va de la mano con la implementación de la Comisión de Seguridad Agraria y Acceso a la Tierra donde se ha legalizado el desalojo – despojo – de las comunidades y la criminalización a defensoras campesinas.

En el transcurso del año 2023 se han ejecutado un estimado de 25 desalojos, 10 de ellos en el departamento de Colón, departamento con mayor cantidad de agresiones en el país con un 30%, seguido de Francisco Morazán, Yoro y Atlántida.

Siendo Yoro actualmente uno de los focos de atención, considerando que el pasado 16 de noviembre se ejecutó un desalojo en las comunidades de la empresa campesina Agua Blanca Sur, afiliada a la CNTC y posteriormente el 23 de noviembre la ejecución de un plan de hostigamiento, persecución y criminalización, con la detención de 4 defensoras.

Este uso indebido del derecho penal, hace uso del derecho punitivo para obstaculizar la labor de defensa de las mujeres, deslegitimándolas e involucrándolas por años en procesos judiciales que les desgastan en todos los sentidos y que son financiados por el interés privado extranjero.

Sin embargo, esto no las calla ni las detiene, las impulsa a seguir creando procesos de justicia comunitaria, porque la colectividad que las acompaña no reconoce al sistema capital como medio de vida, ni al Estado como salvador. Esta colectividad cree en la tierra y los bienes comunes como hogar y por eso, lo cuida con la vida.

Mujeres garífunas, lencas, maya-chortí y nahuas van de la mano junto a otras haciendo frente al capital, tejiendo nuevas formas de resistencia y trayendo al centro las estrategias defensoría de las ancestras para honrarlas y seguir sosteniendo esperanza para todas.

Nosotras como organización de lucha estamos con ellas.

Acciones ante la Justicia 

Ante la Corte Suprema de Justicia se presentaron el día de hoy, lunes 14 de agosto, dos conferencias de prensa para denunciar la continuidad en el despojo, criminalización, judicialización y persecución de personas que defienden la vida luchando por la tierra en este país, cuyas políticas públicas se las niega sistemáticamente. 

La mesa de Tierra y Territorio de la Coalición contra la Impunidad acompañó a personas miembras de la mesa de acompañamiento a la Causa de Zacate Grande, quienes el martes 15 de agosto se harán presentes en una audiencia para solicitar se asegure la justicia a los defensores Abel Antonio Pérez y Santos Hernández Ortiz quienes se encuentran en prisión. La solicitud que presentarán las abogadas de la Red de Abogadas de Derechos Humanos es que el decreto de amnistía conocido como Decreto 04-2022 restituya la libertad de los compañeros presos y su derecho a la tierra. 

Es conocido que la península de Zacate Grande ha estado en disputa desigual de sus pobladoras y pobladores ante los dueños de inmensas tierras y bienes de la zona que usan su poder para expulsar y perseguir a quienes han residido por años en esa parte del sur de Honduras. Esperamos que el día de mañana se haga justicia y los compañeros sean puestos en libertad. 

Igualmente, ante este la prensa nacional se presentó un nutrido grupo de compañeras y compañeros lencas productores de maíz y café, de la comunidad de Río Bonito, en Taulabé, Comayagua, para presentar un recurso de amparo ante la Corte por el desalojo ilegal y violento que han estado viviendo sus pobladoras y pobladores desde el año 2012. Las compañeras María Ninfa, 70 años, nos relató cómo llegaron policías acompañando a Marcio Salgado, quien pistola al cinto les ha amenazado y finalmente les despojó de la tierra en cuestión en dos horas con el apoyo del juzgado de la zona. La señora fue detenida por once días en la cárcel de Marcala, y cuenta que el terrateniente mencionado les prohibía vender su café a cualquiera que no fuera su empresa Inversiones Cafetaleras S.A. Además de la señora Ninfa, detuvieron a dos mujeres más, una de ellas con una fractura en la pierna. Doña Ninfa cuenta que los policías les decían que ellas eran unas roba tierras. 

En este momento, toda la comunidad se encuentra fuera del territorio, viviendo en cualquier parte, sin trabajo y con los niños y niñas sin acceso a la escuela. El Bufete Justicia para los Pueblos está siguiendo el proceso judicial que por supuesto está plagado de ilegalidad, de agresión y racismo. 

La Red Nacional de Defensoras nos sumamos a la indignación y a la lucha para que ambos casos se resuelvan a favor de las defensoras y defensores y sus comunidades;  y nos sentimos preocupadas por la manera en que estos casos se van multiplicando en el país  bajo un gobierno de corte, supuestamente, popular. 

Reinventar las luchas, dialogarnos las vidas 

En el foro de este día 8 de agosto del 2023, convocado por JASS a propósito de establecer diálogos entre mujeres de los procesos de educación feminista que la organización ha desarrollado, y otras invitadas, se arremolinaron a pensar y sentir juntas un nutrido número de activistas de territorios diversos, en el ahora privatizado territorio de la UNAH.

El despliegue de conocimientos, reflexiones, sentimientos y pistas para darle continuidad a los caminos fue deslumbrante. Como dijo la moderadora de la primera mesa, Zoila Madrid, aquí vemos la capacidad de las mujeres de reimaginar y reinventar los procesos porque es de los movimientos que tales propuestas deben salir,  teniendo la claridad de que la vida siempre estará en el centro. 

Creer y crear expresó Lilian Borjas,  actual coordinadora de la CNTC, verbos poderosos experimentados por una mujer que ha luchado por la tierra desde los quince años, y que ahora entiende que el poder de las mujeres es lo que la ha mantenido firme aunque tenga obstáculos de todo tipo para ejercer  su liderazgo en organizaciones que hemos llamado mixtas, pero que Zoila precisamente nombró como patriarcales por que en ellas se ha invisibilizado a las mujeres de manera sistemática. 

Juana Zúniga abundó en la expresión de la violencia que se manifiesta de tantas formas cuando las mujeres se suman a las luchas por liberar los ríos, las montañas, los territorios; y denunció, desde su experiencia y análisis, la manera en que los liderazgos patriarcales intentan por todos los medios que las mujeres no tomen el sitio de las decisiones aunque sí el de las que ponen el cuerpo en las acciones; el abuso del poder y la masculinidad violenta para someterlas hace daño no sólo a las activistas sino a los movimientos, pero es constante como ella lo señaló. 

La Red Nacional de Defensoras planteó información extraída de la base de datos que visibilizan el nivel de riesgo y las características del mismo en las defensoras así como la manera particular en que se expresan las agresiones vinculadas al género y la racialidad, igualmente quiénes son los enemigos de las mujeres, que en síntesis son mayoritariamente agentes del estado, desconocidos, y hombres del movimiento social. Según los datos, la costa norte es en el último semestre el territorio donde más se registran incidentes contra las que defienden derechos; y las defensoras de territorio y bienes comunes las más agredidas. 

El panel hizo conclusiones importantes sobre lo que significa enfrentar un modelo patriarcal y depredador de bienes comunes y de vidas. El público, todas compañeras, abundó en análisis, las voces profundas de las mujeres hicieron aún más énfasis en la situación actual del país, el desencanto ante un gobierno conducido por una mujer, y aún así, la importancia histórica de que esta persona esté en el ejecutivo. Las palabras también abordaron anhelos como la necesidad de cuidar la vida propia de las luchadoras tanto como las luchas; la necesidad de escuchar el cuerpo territorio; la fuerza de la colectividad de las mujeres para enfrentarse a todos los adversarios de la vida digna; la certeza de que se puede transformar radicalmente la realidad. 

En el segundo panel en el que se propuso debatir sobre las narrativas, se partió de la escucha de los poderosos conocimientos y propuestas de la OFRANEH, en voz de Eydi Blanco, que narró la problemática de su comunidad, de su familia y la propuesta de la organización y sus ancestralidades para, no sólo continuar recuperando los territorios sino haciendo posible la vida cotidiana en un proceso histórico y colectivo. Por su parte Selvin, del COPINH, hizo una historia de la organización, los discursos que desde el poder se han hecho en contra de ellas y ellos y la manera en que han hecho no sólo resistencia, sino construido sus sueños. Relató hitos históricos muy importantes que dignificaron la existencia de los pueblos indígenas y celebró que en esos caminos han estado junto a la OFRANEH haciendo procesos emancipatorios, y también disputando el poder al Estado. 

Daysi Flores, quien moderaba el panel mencionó la fuerza que ha existido de las mujeres y organizaciones para construir narrativas de justicia, aunque como ella dijo ni siquiera se les llame así; apuntó la importancia de la esperanza y sus múltiples posibilidades en los territorios, pensamientos y sentires. Finalmente, Mercy Ayala, de Radio Progreso, hizo una exposición partiendo de los datos interesantes de la encuesta de opinión del ERIC y su relación con la realidad del país, el discurso colonial hegemónico y las apuestas narrativas y transformadoras de los movimientos sociales que siempre encuentran rutas para todas y todos.

El foro duró lo que la necesidad de intercambio de palabras y sentimientos así lo definió, el encuentro entre activistas de tantos departamentos y luchas fue gratificante y como dijo Sofía de APOMUH, las presentes aquí son seres de luz, y eso irradian. Así, con la luz de Iris Matute, recién fallecida y miembra de este proceso, también hicimos la alquimia  de estar presentes con la palabra, la reflexión y el sentimiento para transformar la realidad violenta en alegrías, agua limpia y tierra libre para todas, todos, todes.

Las mujeres lencas de El Cacao

En coherencia con las declaraciones de la presidenta los desalojos se están efectuando, pero están lejanos de ser pacíficos y respetuosos de los derechos humanos. Un grupo de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras fuimos a enterarnos directamente de la situación.

Doña Marta tiene los ojos enrojecidos, pasó la noche sin dormir, bajo la lluvia, llora por las perdidas de todas sus cosas en la vida que vivió hasta el día 19 de junio que 300 policías y maquinaria pesada los hecharon de su territorio. Además un policia que la agredió le roció gas pimienta en la cara, ahí llora de nuevo no tanto por el gas sino por la humillación y violencia a la que la sometieron. Con ella otras mujeres lucen agotadas, incrédulas por este desalojo que encuentran ilegal y sobre todo ilegítimo y encima dicen: Y una mujer presidenta nos vino a hacer esta barbaridad.

No se han movido del lugar, la orilla de la CA-5, la carretera mas importante del país. Desde donde están resistiendo hasta que su situacion sea resuelta con justicia, pueden observar hombres que se llevan sus cosas en unos carros, malangas, cocos, madera, enseres domésticos.

Los hombres entraron después de que se fueron los guardias, que llegaron después de los policías. No usan uniformes pero suenan sus machetes cuando ven que les hacemos fotos. Una patrulla pasa cada tanto para resguardarlos, nos cuentan. Entre los enseres que recuperaron hay colchones, maletas, ollas, una mesa y zapatos que parecen andar perdidos. También hay un perro colorido, gatos y un perico llamado Paquito. Ahí niños de brazos, otros un poco mas grandes y muchachos que descansan sobre plásticos tendidos en el suelo. U maestro de los niños y niñas llega en moto y les lleva tamales.

Berta, vaya nombre, una de las líderes, nos muestra videos de la violencia contra los niños y sus madres que intentaron protegerlos, es una veterana defendiendo esta lucha pero está golpeada en el cuerpo y el ánimo.

La desgracia es que somos indígenas y somos pobres, creen que nos pueden humillar, y se pasa el dorso de la mano sobre los ojos. Hasta la placa de estos dientes perdí, cuenta, todo hemos perdido.

Pero la fuerza queda porque de ahí no se van a mover. Detrás de los escombros de lo que eran sus hogares está el bellisimo lago de Yojoa y una tormenta se acerca, un rayo parte el cielo que también comparte con nosotras la rabia.

Lea aquí la alerta vinculada a esta crónica: https://im-defensoras.org/2023/06/14053

PRONUNCIAMIENTO: A 13 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO

Hace 13 años este país amaneció militarizado, cercado por bayonetas y silencios oficiales. Ejecutaron un golpe de Estado civil y militar que costó años de injusticia, sufrimiento y víctimas del pueblo de Honduras. Perdimos compañeras invaluables para nuestros procesos de emancipación.

Sin embargo, la gente salió a repudiar y a exigir que se detuviera esta situación que sabíamos iba a traer retrocesos terribles, durante años se organizó y resistió el golpe de Estado y la narcodictadura que lo heredó y fortaleció.

Las feministas estuvimos ahí, en una lucha incansable, y aquí seguimos. 13 años más tarde en resistencia ante los poderes patriarcales, militaristas, fundamentalistas y racistas.

La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras exigimos que se desmilitaricen los territorios, porque donde hay armas las mujeres y la infancia están en alto riesgo; Se devuelva el derecho a la anticoncepción de emergencia que fue arrebatado a las hondureñas; se detenga la persecución y criminalización de las defensoras de todos los derechos; se definan y llevan a la práctica políticas de respeto y dignidad para las personas LGBTIQ+.

Exigimos que la dignidad de las personas LGBTIQ+ esté en la centralidad de la refundación que proclama el nuevo gobierno, que la vida y derechos de las personas de la disidencia sexual sea respetada. Que se haga justicia contra los perpetradores de los crímenes de odio que nos arrebataron a tantas defensoras y personas por ser parte de esta comunidad.

Que el nuevo gobierno de Xiomara Castro asuma sus promesas de campaña y las vuelva realidad. Que este gobierno no sea para un grupo selecto, sino para el pueblo que lo llevó al poder más allá de sus filiaciones políticas y simpatías.

No se va a reconstruir un país si no es con actos que sean congruentes con los discursos de soberanía, respeto y dignidad nacional.

Saludamos una vez más la fuerza y rebeldía de las comunidades y defensoras que siguen luchando de manera crítica y creativa en todos los puntos cardinales de Honduras contra todas las formas de opresión.

Tegucigalpa, M.D.C.

28 de junio de 2022

Descarga aquí el pronunciamiento en formato PDF https://drive.google.com/file/d/1IMb70-h4bWKwJl1vFkZ5jo1_o2KneRy3/view?usp=sharing

8 DE MARZO: REAFIRMAMOS LAS RAZONES POR LAS QUE SEGUIMOS LUCHANDO

Este #8M nos llama la acción colectiva entre quienes a lo largo de los años y los territorios hemos construido alianzas feministas, hoy nos juntamos para tomarnos la calle que nos ha sido tan negada a las mujeres; nos tomamos la calle como grito contra la impunidad, como ruptura de los mandatos patriarcales y para continuar caminando juntas nuestra política de memoria, justicia y vida.

Nos tomamos la calle para reconocer nuestros caminos, las cosas a las que nos hemos enfrentado históricamente las mujeres desde lo personal, nos tomamos la calle como acto político para manifestar las formas diversas en que hemos colectivizado nuestras fuerzas para hacer frente a un sistema que, por ser mujeres, nos asesina y es altamente violento y nocivo para nosotras.

Seguimos poniendo en lo público nuestras demandas, exigencias y luchas que hace más de una década continúan vigentes hasta hoy; en todas nuestras acciones, pronunciamientos y manifiestos, y este 8 de marzo reafirmamos las razones por las que seguimos luchando como DEFENSORAS.

BERTA CÁCERES: MARZO EN MEMORIA

Berta Cáceres Flores, compañera defensora, sus hermanas de lucha seguimos las jornadas para que la utopía por adelantado sea sendero y canción.

No olvidamos a todos tus agresores y a quienes acabaron con tu vida. Hasta que la justicia alcance a los banqueros de la muerte y sus nombres jamás se borren del archivo de la maldad en esta tierra.

Aquí estaremos con su recuerdo vivo entre nosotras, Berta, con sus palabras y las diversas rutas que ensayamos entre todas para emancipar las vidas y los territorios.