El 8 de marzo salimos a las calles de Tegucigalpa, movimiento de mujeres, feministas y disidencias sexuales para luchar en el Día Internacional de la Mujer, un día que no celebramos, sino que plantamos nuestras palabras y propuestas emancipadoras y exigimos nuestros derechos.
En una movilización desde la plaza Cuba hasta la Corte Suprema de Justicia en Tegucigalpa, interpelamos al Estado y sus instituciones porque es difícil ser mujer en Honduras. Hasta febrero de este año han asesinado a 40 mujeres y cada 21 horas con 55 minutos se reporta un femicidio en el país, según el observatorio del Centro de Derechos de Mujeres y el Observatorio Nacional de la Violencia, respectivamente.
Nos manifestamos en contra de la impunidad, y exigimos se castigue a los feminicidas. Nos indigna que se libere al asesino de Keyla Martínez y exigimos que se judicialicen a todos los responsables de su asesinato que gozan de la inmunidad jurídica que existe en este país para los que matan mujeres, especialmente si son policías y por eso gritamos en las calles: ¡La policía no me cuida, me cuidan mis amigas! La Red Nacional de Defensoras hemos identificado que el 43% de las agresiones han estado en manos de la policía y autoridades públicas, es decir el Estado.
No podemos dejar de mencionar, como lo hacen las compañeras del COPINH, que faltan los Atala, investigar su participación en el asesinato de nuestra compañera Berta Cáceres. Desde su crimen en 2016 hasta 2023 han asesinado a 27 defensoras de derechos humanos en el país, según nuestros registros y documentación. Y reafirmamos en las calles que Berta no se murió, Berta se hizo millones, Berta soy yo, todas las que seguimos su legado.
Hoy más que nunca reiteramos que todos los días las mujeres, por el hecho de serlo, nos enfrentamos a un sistema que nos asesina, nos violenta y decide por encima de nuestros cuerpos. Aquí estamos las que luchamos para decirle a otras mujeres, al pueblo hondureño que son altas nuestras voces, poderosos nuestros sentimientos y larga la memoria colectiva por lo que caminaremos una y otra vez junto a otras por nuestro derecho a vivir y vivir bien.
Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras, 8 de marzo de 2024.
El 7 de marzo de 2024 presentamos el informe de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras 2023, publicación que da cuenta de las agresiones a defensoras, sus características, quiénes las ejecutan y en qué contexto. Con la presencia de un número nutrido de Defensoras de diversas zonas del país un equipo de presentación del Informe compartió datos, reflexiones, vivencias y expresiones de fuerza colectiva.
La presentación inició con un acto de memoria por las 46 mujeres asesinadas en la cárcel de Támara, y el crimen contra Keyla Martínez, ocurrido en una celda policial de La Esperanza, ambos actos responsabilidad directa del Estado de Honduras. Se nombró igualmente a las 3 Defensoras que en el 2023 fueron asesinadas: Juana Martínez, Soraya Álvarez y Mónica Alondra Santos y se les rindió un homenaje.
El informe dice que en el año 2023 se registró 2687 agresiones que frente al 2022 significó un 125% de incremento, situación que alerta a quienes luchan en este país, por las múltiples causas que incluyen la defensa de la tierra, del cuerpo, de los bienes comunes, de los medios para vivir, expresar y amar en libertad.
Los elementos que han detonado este pico de agresiones tienen que ver con políticas lesivas a los derechos humanos: la remilitarización de la sociedad mediante las políticas de seguridad que se centran en el estado de excepción; y los desalojos legalizados por el gobierno realizados contra campesinas y pueblos originarios por defender el territorio donde viven, crecen y producen.
El 76% de las agresiones son contra las que luchan por la tierra y el territorio y en su mayoría son mujeres garífunas, indígenas y campesinas, ellas también guardan los ríos, bosques y ancestralidades. Otros porcentajes menores nos hablan de Defensoras de la educación reprimidas por la policía en las universidades públicas, y otras agredidas por su labor de comunicación y sus críticas a políticas del gobierno, igualmente se agrede a la comunidad LGTBIQ+ al grado que dos de las defensoras asesinadas pertenecen a la comunidad trans.
En el foro de este día 8 de agosto del 2023, convocado por JASS a propósito de establecer diálogos entre mujeres de los procesos de educación feminista que la organización ha desarrollado, y otras invitadas, se arremolinaron a pensar y sentir juntas un nutrido número de activistas de territorios diversos, en el ahora privatizado territorio de la UNAH.
El despliegue de conocimientos, reflexiones, sentimientos y pistas para darle continuidad a los caminos fue deslumbrante. Como dijo la moderadora de la primera mesa, Zoila Madrid, aquí vemos la capacidad de las mujeres de reimaginar y reinventar los procesos porque es de los movimientos que tales propuestas deben salir, teniendo la claridad de que la vida siempre estará en el centro.
Creer y crear expresó Lilian Borjas, actual coordinadora de la CNTC, verbos poderosos experimentados por una mujer que ha luchado por la tierra desde los quince años, y que ahora entiende que el poder de las mujeres es lo que la ha mantenido firme aunque tenga obstáculos de todo tipo para ejercer su liderazgo en organizaciones que hemos llamado mixtas, pero que Zoila precisamente nombró como patriarcales por que en ellas se ha invisibilizado a las mujeres de manera sistemática.
Juana Zúniga abundó en la expresión de la violencia que se manifiesta de tantas formas cuando las mujeres se suman a las luchas por liberar los ríos, las montañas, los territorios; y denunció, desde su experiencia y análisis, la manera en que los liderazgos patriarcales intentan por todos los medios que las mujeres no tomen el sitio de las decisiones aunque sí el de las que ponen el cuerpo en las acciones; el abuso del poder y la masculinidad violenta para someterlas hace daño no sólo a las activistas sino a los movimientos, pero es constante como ella lo señaló.
La Red Nacional de Defensoras planteó información extraída de la base de datos que visibilizan el nivel de riesgo y las características del mismo en las defensoras así como la manera particular en que se expresan las agresiones vinculadas al género y la racialidad, igualmente quiénes son los enemigos de las mujeres, que en síntesis son mayoritariamente agentes del estado, desconocidos, y hombres del movimiento social. Según los datos, la costa norte es en el último semestre el territorio donde más se registran incidentes contra las que defienden derechos; y las defensoras de territorio y bienes comunes las más agredidas.
El panel hizo conclusiones importantes sobre lo que significa enfrentar un modelo patriarcal y depredador de bienes comunes y de vidas. El público, todas compañeras, abundó en análisis, las voces profundas de las mujeres hicieron aún más énfasis en la situación actual del país, el desencanto ante un gobierno conducido por una mujer, y aún así, la importancia histórica de que esta persona esté en el ejecutivo. Las palabras también abordaron anhelos como la necesidad de cuidar la vida propia de las luchadoras tanto como las luchas; la necesidad de escuchar el cuerpo territorio; la fuerza de la colectividad de las mujeres para enfrentarse a todos los adversarios de la vida digna; la certeza de que se puede transformar radicalmente la realidad.
En el segundo panel en el que se propuso debatir sobre las narrativas, se partió de la escucha de los poderosos conocimientos y propuestas de la OFRANEH, en voz de Eydi Blanco, que narró la problemática de su comunidad, de su familia y la propuesta de la organización y sus ancestralidades para, no sólo continuar recuperando los territorios sino haciendo posible la vida cotidiana en un proceso histórico y colectivo. Por su parte Selvin, del COPINH, hizo una historia de la organización, los discursos que desde el poder se han hecho en contra de ellas y ellos y la manera en que han hecho no sólo resistencia, sino construido sus sueños. Relató hitos históricos muy importantes que dignificaron la existencia de los pueblos indígenas y celebró que en esos caminos han estado junto a la OFRANEH haciendo procesos emancipatorios, y también disputando el poder al Estado.
Daysi Flores, quien moderaba el panel mencionó la fuerza que ha existido de las mujeres y organizaciones para construir narrativas de justicia, aunque como ella dijo ni siquiera se les llame así; apuntó la importancia de la esperanza y sus múltiples posibilidades en los territorios, pensamientos y sentires. Finalmente, Mercy Ayala, de Radio Progreso, hizo una exposición partiendo de los datos interesantes de la encuesta de opinión del ERIC y su relación con la realidad del país, el discurso colonial hegemónico y las apuestas narrativas y transformadoras de los movimientos sociales que siempre encuentran rutas para todas y todos.
El foro duró lo que la necesidad de intercambio de palabras y sentimientos así lo definió, el encuentro entre activistas de tantos departamentos y luchas fue gratificante y como dijo Sofía de APOMUH, las presentes aquí son seres de luz, y eso irradian. Así, con la luz de Iris Matute, recién fallecida y miembra de este proceso, también hicimos la alquimia de estar presentes con la palabra, la reflexión y el sentimiento para transformar la realidad violenta en alegrías, agua limpia y tierra libre para todas, todos, todes.
Hace 13 años este país amaneció militarizado, cercado por bayonetas y silencios oficiales. Ejecutaron un golpe de Estado civil y militar que costó años de injusticia, sufrimiento y víctimas del pueblo de Honduras. Perdimos compañeras invaluables para nuestros procesos de emancipación.
Sin embargo, la gente salió a repudiar y a exigir que se detuviera esta situación que sabíamos iba a traer retrocesos terribles, durante años se organizó y resistió el golpe de Estado y la narcodictadura que lo heredó y fortaleció.
Las feministas estuvimos ahí, en una lucha incansable, y aquí seguimos. 13 años más tarde en resistencia ante los poderes patriarcales, militaristas, fundamentalistas y racistas.
La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras exigimos que se desmilitaricen los territorios, porque donde hay armas las mujeres y la infancia están en alto riesgo; Se devuelva el derecho a la anticoncepción de emergencia que fue arrebatado a las hondureñas; se detenga la persecución y criminalización de las defensoras de todos los derechos; se definan y llevan a la práctica políticas de respeto y dignidad para las personas LGBTIQ+.
Exigimos que la dignidad de las personas LGBTIQ+ esté en la centralidad de la refundación que proclama el nuevo gobierno, que la vida y derechos de las personas de la disidencia sexual sea respetada. Que se haga justicia contra los perpetradores de los crímenes de odio que nos arrebataron a tantas defensoras y personas por ser parte de esta comunidad.
Que el nuevo gobierno de Xiomara Castro asuma sus promesas de campaña y las vuelva realidad. Que este gobierno no sea para un grupo selecto, sino para el pueblo que lo llevó al poder más allá de sus filiaciones políticas y simpatías.
No se va a reconstruir un país si no es con actos que sean congruentes con los discursos de soberanía, respeto y dignidad nacional.
Saludamos una vez más la fuerza y rebeldía de las comunidades y defensoras que siguen luchando de manera crítica y creativa en todos los puntos cardinales de Honduras contra todas las formas de opresión.
Este #8M nos llama la acción colectiva entre quienes a lo largo de los años y los territorios hemos construido alianzas feministas, hoy nos juntamos para tomarnos la calle que nos ha sido tan negada a las mujeres; nos tomamos la calle como grito contra la impunidad, como ruptura de los mandatos patriarcales y para continuar caminando juntas nuestra política de memoria, justicia y vida.
Nos tomamos la calle para reconocer nuestros caminos, las cosas a las que nos hemos enfrentado históricamente las mujeres desde lo personal, nos tomamos la calle como acto político para manifestar las formas diversas en que hemos colectivizado nuestras fuerzas para hacer frente a un sistema que, por ser mujeres, nos asesina y es altamente violento y nocivo para nosotras.
Seguimos poniendo en lo público nuestras demandas, exigencias y luchas que hace más de una década continúan vigentes hasta hoy; en todas nuestras acciones, pronunciamientos y manifiestos, y este 8 de marzo reafirmamos las razones por las que seguimos luchando como DEFENSORAS.
El día de hoy, 25 de noviembre de 2021, diversas organizaciones del movimiento de mujeres y feministas de Francisco Morazán se movilizaron en Tegucigalpa en el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, para denunciar la falta de justicia en los 321 feminicidios que han ocurrido este año en el país, y un alto a la impunidad sobre los crímenes contra las mujeres.
Mientras la movilización se dirigía a las oficinas del Instituto Nacional de la Mujer (INAM) en el Centro Cívico Gubernamental, miembros de la Policía Antimotines, Policía Nacional y Policía Militar de Orden Público cerraron el paso y atacaron a las participantes empujándolas con sus escudos y reteniéndolas de forma violenta, pese a la exigencia de varias compañeras para que las soltaran. Varios agentes insultaron a una de las defensoras con expresiones misóginas, y luego la agredieron físicamente, golpeando su rostro y espalda.
Desde la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras condenamos toda forma de violencia patriarcal que ejerce el Estado contra los cuerpos de las mujeres y otras expresiones disidentes. Asimismo, expresamos nuestra preocupación ante esta escalada de violencia estatal a días de las elecciones generales convocadas para el 28 de noviembre, y exhortamos a las organizaciones de derechos humanos y movimientos sociales a estar atentas y acuerpar las denuncias sobre estas agresiones contra las defensoras.