El 5 de abril de 2024 se cumplieron tres años desde la instalación del Campamento Feminista Viva Berta en 2021; apenas se había salido de la pandemia, vivíamos bajo la narcodictadura represiva y el ambiente para reunirse era aún difícil. Pero llegó el juicio contra David Castillo y la energía articuladora de Berta Cáceres logró que sus más cercanas compañeras de los caminos de lucha se propusiera ir más allá de los plantones frente a la Corte, las movilizaciones, las denuncias en redes sociales y surgió la idea de montar un campamento, por decisión del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras (RNDDH) y la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH). El Campamento Feminista Viva Berta duró tres meses en un territorio urbano recuperado frente a la Corte Suprema de Justicia, organizado y dirigido fundamentalmente por mujeres y personas de la disidencia sexual.
Pasaron cientos de personas y muchos colectivos y organizaciones que llegaron de todo el país. Al inicio fue un espacio mayoritario de las organizaciones convocantes: COPINH, OFRANEH, RNDDH y Consejo Indígena Lenca Tierras del Padre, pero se nutrió de a poco con la presencia de gente de Tegucigalpa, y luego el juicio y el Campamento se hicieron noticia nacional e internacional. Más se alargaba el juicio y más gente llegaba al Campamento.
Berta Zúniga Cáceres, coordinadora del COPINH, comenta que “montar ese Campamento fue convertir la hostilidad en esperanza. Entendimos que no solo había que pelear el juicio públicamente sino mostrar la lucha de las comunidades y cómo el asesinato afectó no sólo a la familia o al COPINH, sino que, a otras organizaciones, al movimiento social hondureño. Esa era la reflexión y la idea, denunciar que el espacio de la Corte no es público, que es elitista y racista, que es construido para la exclusión».
«Una de las cosas preciosas fue reocupar ese espacio, es un poco de lo que nosotras necesitamos cada día; reocupar los espacios para volverlos públicos porque hay tanta presión para privatizar hasta la mente de la gente que necesitamos ejercer ese derecho de hacer públicos los sectores, espacios en los cuales nosotras nos sintamos vivas. Yo creo que un espacio como ese donde hubo arte, música, teatro, juegos para la niñez que llegaba, ahí donde había esa posibilidad de no sentirnos encerradas. Yo creo que fue maravillosa esa pensada», expresa Miriam Miranda, coordinadora de la OFRANEH.
El tercer aniversario del Campamento Feminista Viva Berta se conmemoró con una jornada de trabajo y memoria en la que compañeras, compañeros, niñas y niños que se hicieron presentes en el Campamento limpiaron y pintaron carteles para regresarle la vida y los colores al lugar. Y para hacer memoria de los días de trabajo y aprendizaje que ahí se vivieron, nuestras compañeras colocaron una galería de fotos de varios momentos que vivimos juntas y juntos durante el Campamento. Unas contaban anécdotas y otros mostraban a sus hijas e hijos las fotografías donde aparecían más pequeños y cómo fueron creciendo y formándose durante el asentamiento.
Una de las cosas más bellas e importantes de la jornada fue la presentación del cuento “Días de Campamento” escrito por nuestra compañera Melissa Cardoza, en memoria de Kathy (compañera de la OFRANEH) y dedicado a las niñas y niños que hicieron del Campamento Feminista Viva Berta un lugar de certeza y esperanza en el presente. Reconocemos que las infancias fueron quiénes mantuvieron la alegría, las risas, los juegos y los ánimos, fueron un eje fundamental que dio fuerza y ánimo para continuar en la lucha; es por eso que, es importante que aprendan sobre la justicia, conozcan sus derechos, las luchas de sus comunidades y sepan y hablen de Berta Cáceres, su lucha como defensora de tierra y territorio, el medio ambiente y los bienes naturales. En ese sentido, el cuento fue leído por una niña y un niño del Consejo Indígena Lenca Tierras del Padre y se entregaron ejemplares a niños y niñas que vivieron durante tres meses en el Campamento y que son los y las protagonistas que seguirán compartiendo lo que ahí vivieron con las niñas y los niños de sus comunidades.
«Lo más importante es que los niños y las niñas vayan aprendiendo que sí es necesario y sí se puede y se debe luchar o más bien estar en esos espacios donde se reivindica justicia porque ellos van a aprenderlo y conocerlo de otras maneras. Una de las cosas importantes es que Berta estaba viva y está presente permanentemente y las niñas y niños ven eso constantemente y hablan de ella», dice Miriam Miranda sobre el aprendizaje de la niñez en el Campamento.
Tres años después, muchas compañeras y compañeros continúan recordando con alegría las experiencias vividas a pesar de las dificultades. Como había que correr a refugiarse de la lluvia o el frío, el cariño, el aprendizaje, la alegría, la comida y el ánimo de la comunidad LGBTIQ+ de la OFRANEH, los karaokes con la voz de Kathy, la espiritualidad, los juegos, el poder estar juntas y juntos, compartir momentos, la solidaridad y el acuerpamiento de organizaciones, colectivos y muchas personas de Tegucigalpa y diferentes territorios del país.
Continuamos convencidas de el Campamento Feminista Viva Berta como símbolo de la justicia feminista, indígena, garífuna y popular, lugar donde nos seguimos encontrando y uniendo para alzar la voz, compartimos saberes y reflexiones, celebramos y brindamos homenaje a las que sostenemos la vida y las luchas. Pero, sobre todo, continuamos exigiendo justicia para nuestra hermana y compañera Berta Cáceres, que se confirme la sentencia de todos los condenados por su asesinato.
Para Berta toda la verdad, toda la justicia.
¡Viva el Campamento Feminista Viva Berta!
Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras, 5 de abril de 2024